domingo, 27 de noviembre de 2011

681 días de esclavitud, 8 de castidad

este perro siempre termina estas pequeñas anotaciones diarias con la misma fórmula: obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo. pueden parecer sentencias muy determinantes, demasiado absolutas, pero es lo que anida en el corazón de este perro. no es ta ciego ni incoherente como para no darse cuenta de que aquí también hay ciertos límites. recuerdo algo leído la semana pasada sobre un esclavo que mandó una solicitud a un Amo diciendo que no tenía límites y que El podía hacer lo que quisiera con él. el Amo le contestó que cuando le enviara dos dedos cortados podrían comenzar a hablar. por supuesto no los mandó. todos tenemos algún tipo de límite. cuando se afirma que el Amo tiene poder absoluto es tanto la afirmación de un hecho como el inicio de un proceso permanente. esa es la tarea siempre pendiente de este esclavo, la obediencia ciega a la voluntad de su Señor, porque la obediencia existe, y está pero parece que nunca es suficiente.
estos post comenzaron siendo un intento de documentar el proceso de castidad en el que este perro había sido puesto por su AMO. con él pretendía hacer también un ejercicio de control del ego, una forma de humillación pública de forma que no tuviera que justificar, cuidar, vigilar nada. así el ogullo se mantendría en los límites adecuados para un esclavo. creo que el objetivo no se ha cumplido del todo, bien porque la no vida tenía absorvido a este esclavo, bien porque no he sido completamente sincero, o transparente, o mi ego ha impedido que ponga sobre la mesa todo lo necesario para vencer el ego. dicho en otras palabras, algunas cosas no las he publicado por vergüenza o pudor. 
lo bueno de eso es que siempre se puede reconducir el tema y retomar la idea original, volver a atacar al ego donde más le duele. se trata de renovarse periódicamente para volver a enfilarse hacia la dirección correcta.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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