jueves, 29 de septiembre de 2011

secuestro VI

le despertaron con una patada. la desesperación le había agotado emocionalmente y había caído en un sueño profundo, tanto que no se dio cuenta cuando le quitaron las cadenas. tres tios vestidos como él lo cogieron y lo levantaron del suelo, sujetándolo por los brazos. inmediatamente se espabiló. la sorpresa era abrumadora. ver a aquellas tres figuras completamente de latex era algo que parecía provenir de una película de ciencia ficción. su primer impulso fue hablarles, pedirles algún tipo de explicación, pero sólo salió un gruñido. ls mordaza impedía cualquier tipo de comunicación.
el que parecía el jefe hizo un ruido igual pero moviendo la cabeza y mirándolo fijamente de una forma nada amistosa. comprendió que le decía que tenía que mantenerse en silencio. los cuatro salieron por la puerta que había permaneció abierta. más que caminar, lo arrastraban por un pasillo oscuro, solo iluminado por bombillos muy tenues. a cada lado había puertas, todas iguales a la suya y sólo pudo imaginar lo que se escondía detrás de cada una. notó el frio y supuso que aquello podía ser un sótano. 
entraron por una puerta a una habitación igual a la que habían dejado, salvo porque allí había una tabla de madera con correas y una silla también preparada para eso. la puerta se cerró y oyó cómo se pasaba la llave. miró interrogante a cada uno de sus captores. entonces, como guiados por un resorte, todos se pusieron en marcha y muy eficientemente desabrocharon el traje de latex que tenía puesto y se lo quitaron. todo su cuerpo sudaba y notó un escalofrío. se dio cuenta que aún conservaba la mordaza que esperaba fuera lo siguiente, pero no fue así. lo que sí retiraron fue el dispositivo de castidad. de manera incontrolada su polla comenzó a endurecerse y, ante su vergüenza, se empalmó. los tres captores se miraron pero no pudo identificar sus gestos bajos sus capuchas, cubierta toda la cabeza como la tenían.
esa situación sólo duró un segundo porque enseguida lo subieron a la tabla y lo ataron con fuertes correas de cuero. las manos por encima de la cabeza, en tensión. una tira de cuero en el cuello sujetaba su cabeza y cortaba ligeramente el aire que pasaba a sus pulmones, algo que empeoraba si se movía.
los tres desparecieron de su visa y oyó cómo estaban preparando algo. aunque le avergonzaba, no podía evitar que su polla estuviera dura como una roca, levantada como un palo de bandera. entonces lo sintió, algo frío en los sobacos y en los genitales. los captores habían vuelto y le estaban llenando de espuma. le iban a afeitar. volvió a gemir, pero el movimiento que hizo acompañando el ruido cortó un poco el aire e hizo que le faltara el oxígeno. optó por protestar sin moverse, pero aquello pareció no importarles. las tres figuras cubiertas de latex trabajaron como hormigas, eliminando cualquier resto de pelo de su cuerpo.

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