hoy he tenido una larga conversación con mi Dueño. ha sido como un ducha refrescante, una renovación de muchas cosas. al principio sólo teníamos diez minutos y se convirtió en casi una hora de conversación. creo que ambos lo necesitábamos después de tanto tiempo ajetreados. este perro está liado en muchas cosas pero mi Dueño es una persona muy ocupada en temas muy importantes y no siempre podemos hablar. en medio de la conversación de pronto me di cuenta que estaba en un estado de subspace absoluto: sumiso, humillado, obediente, servicial.... hubiera hecho cualquier cosa en ese momento, cualquier cosa. son ocasiones privilegiadas donde la voluntad baja a un nivel tan pequeño que la unión y la comunión con mi Dueño es posible. entonces apenas tengo conciencia de estar separado ni de lo que ocurre a mi alrededor, estoy tan focalizado en El que se puede decir que no existe nada más. no es una situación permanente porque tiene fecha de caducidad, un límite, y cuando se llega a él la no vida vuelve a invadirme, pero mientras dura es fantástica.
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