miércoles, 27 de abril de 2011

sumiso y dócil

navegando por internet me encontré con este texto. son consejos que da un Ama a otras Amas sobre como ejercer la dominación masculina. me pareció tan interesante que creo que merece la pena publicarlo. son todas las entradas de un blog corto, pero que ojalá no se hubiera detenido. para los lectores gays del blog basta hacer un ligero cambio de género. me lo planteé hacer pero consideré que eso sería "violar" un poco el texto. a este esclavo le ha gustado mucho y cree que no tiene desperdicio:


SU MOMENTO. Lo primero que debe entender el sumiso es que no estás interesada en su placer. Estás más interesada en producirle castigos y dolor. El placer hace débiles a los hombres. El castigo los motiva. Debes de castigar y producir dolor siempre y en todas las ocasiones. Cometes el error de mezclar y solapar tus sentimientos con tus obligaciones. Someter debe ser tu cometido y punto.

Cuando se le permita que tenga placer, que repito siempre debe ser delante tu presencia. Como consejo personal y por experiencia, es mejor que seas la encargada de tocarlo y llevarlo a su eyaculación. Me explico, seguro que te habrás dado cuenta de que el sumiso cuando se masturba lo hace con tal pasión y necesidad que cuando termina está casi muerto. Ello se debe a que están en una tensión sexual y emocional muy grande. No es bueno que el sumiso tenga excesivo placer. Siempre debes tener el control y sobre todo que el lo sepa tambien. Encárgate de aprender como ordeñarlo a tu gusto para que pueda eyacular de una manera pausada y casi sin orgasmo. El masaje prostático es el ideal ya que el sumiso expulsa su semen sin tener orgasmo. Ello hace que esté excitado con la mente continuamente y por consiguiente mimándote y adorándote sin parar.

Si lo que quieres es que tenga algo de placer, aconsejo que sea en pequeñas dosis y sobre todo no permitas que él lo haga. Cuando sea “su momento” que no te vea desnuda. Vístete para la ocasión. Utiliza lencería que transparente tu cuerpo o látex y botas o sandalias que el siervo deberá lamer o besar. Solo deben ser visibles principalmente tus manos y pies. El esclavo debe estar constantemente agradeciendo a la Señora el que se le permita obtener placer y sobre todo el privilegio de haber sido el elegido para estar a tus pies y servirte.

Un buen adiestramiento lleva aparejado que el sumiso casi ni se toque. Y si es así, debería ser ordeñado tanto por la Ama o por algún aparato exprofeso para ello. Ordeña al esclavo con algún guante y en una posición de animal. Realiza movimientos lentos y pausados. Él lo hace frenéticamente y tiene que aprender los movimientos que tú le impongas. Eso es control. Haz que se ponga a cuatro patas y con los testículos bien apretados. Hazlo lentamente para que la eyaculación sea lo más dolorosa. Procura poner algún tipo de bol o cuenco para la ocasión y que en él deposite sus jugos. Acostúmbrale a que beba siempre sus fluidos aunque a él le haga estragos beberlo.

RELAX. Quizás haya momentos en que solo quieras descansar placidamente en una hamaca, sofá o en la cama y quieras que tu esclavo te lama o acaricie. El lamido y adoración de los pies es sin duda el mayor de los sometimientos de los sumisos. Es el cenit de tu dominación. Lee un libro tranquilamente y haz que tu esclavo lama lentamente tus pies, tus dedos tus plantas, limpias o sucias. Si son sucias tu sumiso tendrá mas trabajo y tendrá que esforzarse para conseguir complacerte. Tómate tu tiempo no tengas prisas. Ata tus manos para que solo sea su lengua su punto de unión contigo. Haz que se arrodille en el suelo y acuéstate a dormir hasta que te deje en el más dulce de los sueños. Lee un libro en la hamaca al sol y que tu esclavo esté recostado a tus pies lamiendo y poniéndote crema en las piernas. También debes de utilizar a tu esclavo como mueble u objeto. Apoya tus pies sobre él mientras ves la televisión o utilízalo como taburete para descanso de tus pies.

REFLEXIÓN. El sumiso necesita ser obligado a reflexionar. Necesita pensar el porqué está ahí y cual es su posición y cometido. Y es la Ama la que pondrá el sistema y los medios para llevarlo a buen término.

Primeramente debes de buscar un “sitio” en donde el sumiso tenga su lugar de reflexión. Los perros tienden a acostarse en los mismos sitios. Debe ser tranquilo, silencioso. Debe estar desnudo y de rodillas. Puedes también optar por estar en un lado de la cama o sofá, mientras ves la televisión o lees. Él debe estar en una posición algo incómoda pero a la vez lo suficientemente duradera para que se convierta en un castigo. Estar de rodillas desnudo con las manos atadas a la espalda lo hace vulnerable, indefenso y más dócil.

Tú actitud debe ser la mayor de las indiferencias, como si no existiera. Ponle una máscara totalmente opaca por donde solo puede respirar o una con aberturas en los ojos pero de visión limitada. Quizás donde solo vea por ejemplo tus pies. Unas buenas pinzas harán las delicias de sus pensamientos. Intenta conseguir algún mecanismo para que puedas atarlas al pene o a algún enganche en el suelo. Así su posición sería más incómoda. De rodillas, desnudo, manos a la espalda, máscara y pinzas enganchadas que harán que esté con la cabeza gacha en una posición forzada hacia delante.

Deja pasar el tiempo y entre la posición y el dolor harán que su mente se vaya rindiendo haciéndolo más sumiso y dócil.

Cada cierto tiempo quita las pinzas y ponlas en otra posición para acrecentar el dolor. Que él note tu presencia. Acaricia sus pezones y luego pon las pinzas y así sucesivamente.

Puedes incluso darle a beber de ti. Piensa en esas bolsas de goteo y calcula un tiempo prolongado para beberlo todo sin dejar gota. Concilia el tiempo de beber y del castigo para que confluyan en un éxtasis mental y corporal para el sumiso.

SOLO TU PLACER. En la cultura sexual denominada normal, en el llamado sexo vainilla, están acostumbradas las parejas a tener sexo y placer al mismo tiempo. Parece que deben de estar solapados ambos actos. Hasta ahora lo conocido, es que normalmente se hace el amor y los amantes tienen orgasmos a la vez o por lo menos se intenta que así ocurra. En tu estilo de vida actual, esto debe cambiar terminantemente.

En primer lugar el placer lo obtiene la Ama. Todos los actos y esfuerzos deben de ir, en primer lugar y único lugar, exclusivamente para ti. El sumiso no debe actuar pensando en que la Ama sienta placer y a la vez pensando en su recompensa. La recompensa es decisión exclusiva de la Ama. Bajo mi opinión, el sumiso debe tener placer en otro momento como explicaremos más tarde en el apartado “su momento”.

Normalmente después de una buena sesión de placer y orgasmos, la Ama posiblemente terminará relajada y sobre todo cansada. Lo que ello lleva a pensar que estará desganada. Lo pertinente sería descansar y no molestarse en pensar que hay que dar placer al sumiso. Es el sumiso el que debe continuar manteniendo y dando placer a la Ama. Ahora se trata que el sumiso actúe en consecuencia con este nuevo estado anímico. El sumiso debe de hacer continuar aún más el placer en el que se encuentra la Señora. Ya sea a través de masajes o mejor aún, lamer los pies de la Ama suavemente para su confort y deleite más absoluto, recostada en la cama o en un sofá. Tu sirviente debe actuar sin molestarte, sin hablarte, ni desvelarte de ese remanso de placer del cual estás disfrutando.

La Ama recibe en ese momento un mayor grado de dominación si cabe al saber que su sumiso está sometido y está a sus pies en la más absoluta devoción. Su excitación será máxima. Estará ansioso por eyacular. Pensarás que no puede más. Sus súplicas serán veraces y sinceras. Pero por favor querida, ni caso. Ejerce tu papel de Ama y aplica tu poder. No se lo permitas. No atiendas a sus razones o excusas. Él está en ese momento en tus manos y hará lo que le ordenes.

Sé dura y mantenlo en la castidad más severa. Conjuga dominación con castigos y haz que se doblegue a tus deseos y órdenes. Abofetealo o azótalo. No permitas su insolencia. A más castigos y más adiestramiento, más sumisión y postramiento. Ejecuta. Imponte sobre él. Y aunque parezca increíble…él los aceptará le gusten o no porque eso es lo que busca y espera de ti.

CONTROL DE LA CASTIDAD. En los primeros días, el sumiso se vuelve desesperado y casi ni lo aguantan. Están como locos por correrse. Primera premisa, no permitas que jamás, jamás, vuelva a tocarse sin tu permiso. Ese derecho es tuyo y cuando se le permita, siempre deberá ser en tu presencia. De hecho es recomendable que se lleven a cabo inspecciones constantes del cinturón y de su miembro para averiguar si ha cometido el atrevimiento de masturbarse a tus espaldas. Incluso deberías de interrogarlo directamente para vez si miente.

Todo hombre busca la mínima posibilidad y de las maneras más insospechadas para aliviarse cuando no está ante tu presencia. Casi siempre a escondidas. Todos contestarán que no es así, pero mienten. Mienten siempre. Por eso, debes acostumbrar al esclavo a que lleve el cinturón de manera permanente. Están tan excitados que serían capaces de eyacular en cuestión de segundos. Así que vigila de manera estricta sus movimientos.

No deben tener intimidad. Así evitarás que pueda acariciarse para aliviarse de manera rápida y sin que te des cuenta. Si ello ocurriera no deberías siquiera enfadarte de una manera rápida y sin coherencia. Tómate la situación con calma y paciencia y llévale mansamente a tu campo. Átale las manos, brazos y piernas. Se persigue que el sumiso esté completamente entregado, disponible y sobre todo vulnerable a tu merced. Y procede al castigo. Castiga con severidad y total impunidad, haciéndole ver que el castigo es necesario para su educación y para su comportamiento. No debes bajo ninguna circunstancia tener el más mínimo atisbo de sentimiento de culpabilidad por el castigo a imponer. Al contrario, él ha faltado a tu normas y a tu respeto. Él te pertenece. Eres la dueña de su vida y por lo tanto debes ser muy dura y muy severa para recordarle quién es, cual es su cometido, su sitio y hacerle ver con claridad que no tiene voluntad. Y que por supuesto Te pertenece a ti.

El día. Durante el día el cinturón suele apretar y molestar. No debes preocuparte. Los cinturones están diseñados médicamente y no causan heridas. Que frecuentemente se ponga cremas o vaselinas para que la piel pueda nutrirse. El estar apretado conlleva un dolor y castigo permanente lo que le obliga a intentar no pensar en excitarse. Es un buen aditivo para que esté permanente pensando en ti como dueña y propietaria de su ser.

La noche. Durante la noche el hombre tiende a tener sueños eróticos de manera involuntaria y ese lleva consigo una erección y debes por ello evitar este comportamiento corporal involuntario. Debes saber que el sumiso al estar ausente de eyaculación, tiene como monotema el pensar en ello constantemente. Por tanto o bien le colocas el cinturón de castidad, en lo posible de la forma más estrecha o apretada posible o bien le colocas mitones en las manos con candados para que no se toque.

Si se diera el caso de aliviar el cinturón de manera circunstancial debe la Ama estar siempre presente y observando constantemente sin perder detalle. El esclavo debe sentirse vigilado y sin intimidad. El vive en una carcel y es un prisionero. Tú eres la carcelera y él debe ser sentirlo así y solo quitárselo cuando sea necesario para su limpieza o control.

CASTIDAD. Es una de las prácticas que las mujeres dominantes mas usamos en nuestras relaciones. Es una consecuencia lógica de nuestro dominio y que quiera o no nuestro sumiso tendrá que irremediablemente aprender a aceptar y con el tiempo a disfrutar.

La castidad, entendida como ausencia de eyaculación pasa por diferentes etapas durante la evolución de nuestro aprendizaje como dominantes.

Generalmente cuando empezamos a adiestrarnos en el arte de la Dominación, se suele utilizar la denegación del orgasmo como algo caprichoso y baladí. Este pensamiento al principio no le damos la importancia debida ya que pensamos que es un juego a capricho de si el sumiso está cansado o agotado o no tiene ganas de nada. Pero el tiempo pone las cosas en su sitio y la Ama cuando realmente empieza a tomarse en serio que el sumiso no manda y que debe de hacer lo que se le ordene y sin ninguna contemplación.

Cuando hablamos de Dominación femenina en sus primeros estadios, el Ama utiliza la denegación del orgasmo como arma arrojadiza en contra de nuestro sumiso, es decir, que se lo deniega a modo de castigo por faltas cometidas…. Tengo que decir a este respecto que también lo hacemos porque es un recurso fácil y que no requiere de nosotras ninguna preparación ni tener que empuñar el látigo ni ningún instrumento adecuado para un castigo… pero ese debe cambiar de manera radical. Empuña tu fusta y utiliza tus artes de dominadora y hazle saber, de manera inequívoca que no estás de broma ni estás jugando.

Para nosotras su actitud cada vez más complaciente y decidida a entregarse y dedicarse a darnos placer hace que nos abandonemos con más frecuencia a disfrutar de ese placer que con tanta devoción nos proporcionan….

Cuando nuestra relación llega a este punto,… tenemos muy claro por las muchas experiencias vividas como es el comportamiento de nuestro sumiso con relación a las atenciones que nos dispensa, en los casos en los que está en castidad y en los casos en los que está servido. Es precisamente este aspecto (la falta de motivación del sumiso en los momentos o días posteriores a la eyaculación) lo que nos motiva para dejarle en castidad.

Son tantos los beneficios que para nosotras tiene el mantener a nuestro sumiso en este estado permanente de excitación, que difícilmente podemos ignorar esta técnica de dominio.

Sus atenciones diarias y constantes hacia nosotras están siempre vivas y realizadas con verdadera devoción.

Infunde pasión en sus actos de sumisión, con todo lo importante que este aspecto es en nuestra relación. Está siempre dispuesto para darnos placer en el momento en que así lo decidamos.

Por lo tanto y si en el lado contrario nos encontramos con la falta de excitación, de atenciones y de disposición, ya me diréis cual es la opción mas frecuente por la que cualquier Ama opta… es evidente no?

Por eso la castidad, como ya he dicho al principio es la consecuencia inevitable en toda relación de Dominio,… no es algo sobre lo que el sumiso pueda estar de acuerdo o no, tampoco forma parte de los limites de una relación,... es algo innegociable y que irremediablemente el sumiso tendrá que aprender a apreciar y aceptar como hecho necesario para una relación sana.

Esto es tan cierto como que si no la aplicáis de forma espontánea, será vuestro sumiso quien os la suplicara,…. Aunque este ultimo punto no creo que se de en muchos casos, ya que vais a ser vosotras la que la apliquéis para vuestro deleite y no la del sumiso.

La consecuencia final, si se empieza a perder la sensación de sumiso complaciente, será que aplicareis la castidad de un modo militar y estricto. Dictando al esclavo como y cuando debe hacerlo. Él debe escuchar de la Ama la orden directa de sus obligaciones y saber lo que le espera. No debes bajar la guardia en ningún momento.

HARTA. Como mujer estoy cansada de los que dicen llamarse hombres. Sobre todo de su actitud. Parecerá increíble pero el “macho” que conocemos está acostumbrado a llegar y correrse a su gusto todas las veces que le apetezca. Así siempre ocurre que cuando están calientes son cariñosos y cuando están saciados ni caso.

Es más. Si no lo consigue con su pareja, va y se masturba a placer sin que una pueda ni rechistar. Después cambia su humor y no tendrá ganas de nada. Se tumbará en el sofá y descansará hasta que vuelva a ponerse caliente. Entonces volverá a la carga e intentará volver a cazarte para utilizarte o a hacer sus manualidades caso que no quieras o no estés por los alrededores.

Naturalmente estás más que harta de esa manera de comportarse. Conclusión: he aprendido que si controlas la sexualidad de tu “macho” lo harás tuyo y bailará a tu ritmo. He aprendido que si no se toca estará detrás de ti como un perrito faldero. Enséñale que solo se toque cuando a ti te apetezca. Enséñale castidad sin más.

Encarcela el pene de tu “macho” y ya no tendrás que ver mas su pene hinchado buscando donde depositar su semen. En la castidad ya no se pondrá duro. Verás como babea por ti. Y ni te imaginas que añadiendo castigos y dolor a su espera lo hará volverse loco de deseo.

¿A qué es un sueño inimaginable? Pues créeme que es posible


Extraído del blog

http://sumisoydocil.blogspot.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es la experiencia de una Ama pero refleja muy bien lo que los propios sumisos sabemos. Tra una corrida (o quizás dos, o tres) hay un punto en que desaparece excitación y sin excitación no hay sumisión. Un sumiso satisfecho no es un sumiso.