martes, 1 de marzo de 2011

cartas desde la mazmorra 8

¿qué hacer cuando un esclavo desobedece? ¿qué hacer cuando un esclavo falla? la respuesta a ambas preguntas es evidente: castigarlo.

tal vez el problema venga a la hora de establecer la naturaleza de ese castigo. aquí hay que volver a lo tradicional: un castigo es un castigo, algo desagradable para el castigado y que le obligue a reflexionar sobre la falta cometida, quitándole las ganas de volver a cometerla. hay que dejar de lado toda esa palabrería moderna pseudopedagógica del diálogo, la reflexión y todo eso. un castigo es un castigo.

la imaginación en este campo no tiene límites, y el cuidado tampoco debe tenerlo, en el sentido de tener siempre presente la naturaleza del castigado. me explico. es estúpido castigar a un masoquista con 50 latigazos o a un esclavo que casi no come con privarlo de algún plato que le guste. el dolor del castigo tiene que ir a lo más profundo del esclavo y debe afectarlo, lo suficiente como para que cambie, para que no vuelva a hacer lo que hizo.

el Amo debería estar atento a estos detalles y meter el dedo justo en la llaga. si el masoquista necesita afecto, por ejemplo, ignorarlo podría ser el peor castigo. para el esclavo austero, hacerle comer una tarta entera tal vez podría ser lo peor. una vez leí que un Amo castigó a un esclavo que se había masturbado sin su permiso, a masturbarse sin parar hasta que tuvo la polla tan irritada que cada nueva corrida era un tormento. se volvió a correr por última vez, aunque él no sabía que era la última, llorando de dolor. cuando el Amo volvió a hablar pensaba que le mandaría correrse de nuevo, pero puso fin al castigo y las emociones le desbordaron. sobra decir que no volvió a hacerlo. fue perversamente efectivo.

en una relación de Dominación/sumisión, donde el dolor, los juegos de D/s, y las humillaciones forman para de la vida cotidiana, es difícil marcar un castigo. sin embargo, para que éste sea efectivo, debe quedar claro que lo es, y la razón por la que se inflinge. no es lo mismo soportar 20 latigazos porque tu Amo siente placer al dártelos y tú los soportas con alegría, precisamente por eso, que darle 20 latigazos porque has faltado y les has desobedecido. el acto es el mismo, el efecto completamente diferente.

el objetivo del castigo es, como decía anteriormente, el cambio del esclavo, su transformación: de un ser desobediente o que ha cometido un fallo, al ser que su Amo quiere que sea.

la dinámica premio-castigo es sin duda el método más efectivo para producir un cambio, una transformación. con ello se refuerza el comportamiento positivo y se penaliza el negativo, marcando un claro camino por el que transcurre una vida en sumisión. confundir los límites de este camino es igualmente peligroso. castigar a un esclavo sin que éste sepa por qué es castigado evita esta posibilidad de cambio, de progreso, de avance. ese es, en definitiva, un castigo inútil.

toda esta reflexión viene porque mi AMO me castigó ayer, un castigo justo y merecido, por una falta cometida. lo expreso públicamente porque así mi ego se reduce más. reconocer que no soy un esclavo perfecto me ayuda a ser mejor esclavo, a saber que siempre tengo que mejorar y que mi AMO estará ahí para ayudarme, corregirme, reprenderme, orientarme, ayudarme a crecer. imagino... sé que no le agradó, sobre todo porque el castigo vino precedido de una falta, pero también sé que me ha perdonado y que está ahí, donde siempre estuvo, a pesar de que este esclavo le fallara. sólo puedo decir que he aprendido y que no volveré a cometer el mismo error. ese es, en el fondo, el objetivo de todo castigo.

feliz semana
sumisión en silencio y obediencia.

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