viernes, 6 de febrero de 2009

minirelato XXVIII

la moneda se mantenía por los dedos índices de ambas manos a la altura de los hombros. llevaba 50 minutos así y sabía que no podría aguantar mucho más. entonces la moneda cayó. antes de que tocara el suelo el látigo ya golpeaba la espalda.

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