lunes, 29 de diciembre de 2008

decálogo III: los límites

3.renunciar a los límites. los límites son necesarios... hasta un momento dado. hay que desconfiar de los esclavos que, de entrada, dicen que no tienen límites. estos acaban apoareciendo tarde o temprano. sin embargo, si eres propiedad de un AMO; los límites se vuelven una carga, un impedimento para tu desarrollo como esclavo. recorrer el camino de la sumisión es difícil y cuanto más límites tengas, más largo se te hará ese camino. es más, cada vez que un límite cae, das un salto de gigante hacia tu meta, convertirte en el esclavo perfecto: llano, transparente, completamente accesible para tu AMO; una prolongación suya que busca sólo su placer. pero no se deben echar margaritas a los cerdos, no todos los amos sirven para llevarte por este camino, de ahí la necesidad de ciertos criterios de seguridad. ahí entran los límites. sin embargo, una vez encontrado el AMO, o mejor dicho, una vez que el AMO te encuentra y ha construído un puente suficientemente fuerte, de confianza, veneración y entrega, los límites deben ir cayendo hasta convertirte en un terreno completamente llano.

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