jueves, 23 de octubre de 2008

minirelato XXIII

lo primero que le llegó fue el olor penetrante a desinfectante. las luces ocultaban más de lo que mostraban. la música estaba demasiado alta, así que nadie hablaba. los hombres estaban apoyados en las paredes mirándolo. el tirón lo cogió desprevenido y su harnés lo arrastró hasta quedar sentado en el retrete del baño. Lo vio frente a él, y antes de darse cuenta un chorro caliente y constante caía sobre sus vaqueros. tuvo el pantalón mojado el resto de la noche.

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