lunes, 22 de septiembre de 2008

En la moto de mi AMO XXII

no sabía lo que había pasado, cuándo el comprado se había ido dejando sitio a mi AMO o cuándo las caricias de uno se transformaron en las caricias del otro. sólo sabía que estaba allí y que había cambiado. me había reencontrado con mi AMO y sabía que había dejado atrás mi vida anterior. ya no existía nada. no tenía casa; mis amigos no volverían a saber de mi, ni mis familiares. aquello había terminado. ahora era un esclavo, SU esclavo.
parecía que El pudiera leer mis pensamientos porque me acarició la cara con su mano enguantada, como cuando se acaricia a un perro cuando ha hecho algo bien. luego, en un movimiento muy rápido, me levantó y me dio una de las bofetadas más fuertes que me han dado nunca. mordí la mordaza y mi cabeza se giró por el impulso. sin embargo inmediatamente volví a mirarle fijamente, no de forma rebelde o soberbia sino con orgullo y honor, diciéndole que estaba dispuesto a recibir todo lo que quisiera darme. EL pareció entenderlo así porque sonrió y volvió a apretarme los pezones hasta que me ardieron.
entonces desapareció de mi vista y al regresar llevaba una fusta plana, parecida a un matamoscas. con ella empezó a recorrerme el pecho, poco a poco. al principio los golpes eran suaves, pero repetitivos y constantes. fue cambiando del pecho izquierdo al derecho y luego al abdomen, para bajar finalmente a los muslos. no podía calcular el tiempo pero cada vez los golpes se hacían más intensos y secos y el dolor iba haciéndose más agudo, especialmente cuando dejaba de golpear una parte y comenzaba con otra. parecía como si al dejar de golpear apareciera toda la sangre y eso aumentara la sensibilidad y la sensación de dolor.al principio intentaba mantenerme erguido y mirar de frente el dolor. me concentraba en la respiración que intentaba compensar lo que sentía, pero llegó un momento en que no pude y en vez de asumir e integrar el dolor quise huir de él. comencé a respirar agitadamente y a revolverme para intentar soltarme de las ataduras, pero no podía. mi AMO seguía golpeando y yo comencé a gritar. era consciente de que estaba perdiendo la dignidad frente a EL. "tienes que aguantar", me decía a mi mismo, pero no conseguía que mi cuerpo me obedeciera. de los gritos pasé a las súplicas pero los gruñidos eran los mismos, no había diferencia.entonces comenzó a golpear la espalda. imaginaba todo el cuerpo colorado por los golpes de la fusta: muslos, pecho y ahora espalda. intentaba recomponerme, volver a concentrarme en la respiración, en el aire entrando y saliendo de mis pulmones pero el siguiente golpe echaba por tierra todos mis esfuerzos. buscaba desesperadamente una forma de salir de allí. fue en ese momento cuando me vino la respuesta. no hay que huir, no se puede huir, EL no quiere que huya. no puedo huir del dolor, tengo que aceptarlo, que asumirlo, que hacerlo mio. cerré los ojos y me concentré en cómo recorría mi cuerpo, en como hacia sentir partes de mi que estaban muertas. cada golpe con la fusta era una llamada de atención sobre un lugar que no conocía. el tiempo pareció detenerse y el escozor de la piel colorada eran como oleadas que me inundaban, como las ondas, que se extienden al tirar una piedra en un líquido. de pronto noté cómo mi respiración se sosegaba y se hacía más profunda. no existía nada, sino mi cuerpo y yo. nunca había estado tan concentrado en nada como en ese momento. el dolor fue desapareciendo, mis brazos entumecidos dejaron de estar allí, incluso el plug pareció formar parte de mi cuerpo. los golpes seguían pero no los notaba; estaba en medio de una extraña paz. levanté la barbilla y abrí los ojos. disfruté de ese momento que no tengo ni idea de cuánto duró.

(continuará)

No hay comentarios: