lunes, 10 de marzo de 2008

mini-relato XV

el agua limpiaba sus manos de cualquier posible resto de orina que hubiera quedado. el fuerte sonido de la bofetada le dejó petrificado; y sólo un ligero gemido de placer le indicó el retrete de donde procedía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me hubiera gustado que hoy me pasara lo mismo, a estado a punto... A veces la realidad supera la ficción.