el agua limpiaba sus manos de cualquier posible resto de orina que hubiera quedado. el fuerte sonido de la bofetada le dejó petrificado; y sólo un ligero gemido de placer le indicó el retrete de donde procedía.
1 comentario:
Anónimo
dijo...
Me hubiera gustado que hoy me pasara lo mismo, a estado a punto... A veces la realidad supera la ficción.
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Me hubiera gustado que hoy me pasara lo mismo, a estado a punto... A veces la realidad supera la ficción.
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