viernes, 4 de enero de 2008

mini-relato III

iba a morir, eso lo sabía. todo estaba en su sitio: la cuerda alrededor del cuello, las botas polvorientas sobre el inestable taburete, las manos atadas a la espalda... lo siguiente que sintió fue el líquido cayendo por las piernas, que ya no estaban sujetas a nada.

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