lo más angustioso fue perder el pequeño espacio de libertad que había ganado. en mi situación tener las manos libres había sido todo un triunfo porque me había devuelto la posibilidad de organizar un poco mi espacio. ahora, con las manos atadas a la espalda volvía a estar completamente indefenso. pronto los brazos comenzaron a dolerme. llevaba mucho en aquella posición. me levanté e intenté caminar un poco, desentumecer los músculos, moverme. lo reducido de mi celda me lo impedía. en mi interior quería decir les a mis captores que había aprendido, que no volvería a hacer nada que les molestase, que no volvería a rebelarme, haría cualquier cosa solo por tener las manos libres. me había vuelto a sentar, esperando, cuando de pronto lo sentí. Una descarga eléctrica salió de mi polla y mis huevos y me recorrió todo el cuerpo. grité mientras comprendía que lo que había sentido anteriormente era lo que producía ese dolor. cerré los muslos pero fue peor porque la electricidad se extendió por las piernas. las mantuve abiertas mientras gritaba y me agitaba. comencé a suplicar mientras las descargas se sucedían. luego hubo un pequeño espacio de tranquilidad, antes de volver de nuevo. nuevos gritos que no servían de nada. estaba desesperado, aquello no tenía ningún sentido, ninguno. sin poder controlarla, y a pesar del dolor, la polla se me había puesto dura y comenzó una mezcla de cierto placer con cada descarga. estaba recostado sobre mi lado derecho intentando no tocar con mis muslos los genitales y evitando que mi peso cerrase más las esposas. cada nueva descarga significaba una nueva oleada de gritos y gemidos pero a la vez un aumento de tensión en mi polla. de pronto sentí como la leche se iba acercando. no podía creer que fuera a correrme en aquella situación. hice un esfuerzo por evitarlo, pero la siguiente descarga hizo el resto. sentí como la leche salía despedida y mis gritos de dolor y de placer se mezclaron y se hicieron uno. jadeaba intentando recuperar el ritmo de la respiración pero no pude porque inmediatamente vino otra descarga. ¡Dios mio ¿qué quieren de mi?!-pensé. me imaginé mis testículos quemados, mi pene chamuscado, mientras la electricidad seguía recorriéndome. intenté concentrarme en otra cosa pero fue inútil, siempre volvía a la realidad."esto no puede ser peor", pensé. y acabado de tener este pensamiento sentí que alguien echaba un cubo de líquido por mi cuerpo, de cuello para abajo. me entró pánico. el agua y la electricidad nunca deben unirse. grité y me agité y, efectivamente la siguiente descarga fue diferente. no comenzó localizada en los genitales y recorrió el cuerpo, la sentí inmediatamente por todo mi cuerpo. mordí la mordaza de forma que si hubiera sido de carne la habría partido por la mitad. todo mi cuerpo se tensó y luego volvió a relajarse. no se produjo ninguna otra descarga. me quedé allí tiritando de frío, mojado y agotado.(continuará)
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