miércoles, 26 de abril de 2006

En la moto de mi Amo I

La moto corría a una gran velocidad. Yo iba detrás de paquete,vestido con mis pantalones vaqueros, mi chupa de cuero negro y mis brillantes botas. Estaba esposado a la moto con mis manos a la espalda. Debajo del casco una mordaza me impedía decir cualquier palabra. Delante de mí, mi Amo conducía la máquina a gran velocidad. Vestido completamente de cuero: pantalones, chaqueta, guantes, pero especialmente una altas botas negras, brillantes, excitantes.
Nos habíamos conocido hacía tres semanas, aunque antes habíamos hablado muchas veces por la red. La primera vez que nos vimos tuvimos una sesión muy intensa que terminó cuando El me tomó como esclavo, como una posesión suya . Desde entonces llevo la señal de esa posesión: una cadena alrededor del cuello que se cerraba con el candado del que sólo El tenía la llave. Esa tarde me había dicho que me presentara en su casa a las cuatro. Nada más verme me había esposado y me había ordenado lamer sus botas
-Vamos, perro, haz tu trabajo-dijo
Bastaba un susurro suyo para que mis pies temblaran y me sintiera indefenso. Caí de rodillas y comencé a lamerle las botas, de una forma intensa, profunda, recorriendo toda su superficie con mi lengua. Mis manos se agitaban intentando cogerlas, pero estaban fuertemente sujetas por las esposas.
-Así, esclavo, déjalas bien limpias, quiero verme en ellas como en un espejo.
Para entonces mi polla ya luchaba por salir de mi pantalón. Cuando terminé con la bota derecha empecé con la izquierda, quería hacer un buen trabajo. Sentía a mi alrededor el olor de sus pantalones de cuero, de su chaqueta, su dominio sobre mi era cada vez mayor. Entonces sentí la presión de su bota derecha sobre mi cuello. Mi cara se apretó contra la bota que lamía y me costaba mucho pero seguí lamiendo y lamiendo. Cuando mi Amo creyó que había terminado me dio una pequeña patada y quedé tumbado en el suelo. Se levantó y se puso a mi lado, yo estaba al mismo nivel que sus botas, brillantes ahora.
-Eres un jodido perro muy servicial, me gusta como me limpias las botas, puto esclavo.- dijo con una ligera sonrisa.
Entonces me levantó y me apoyó sobre la pared, me dolía la presión que hacían las esposas sobre mis muñecas. Mirándome fijamente me sujetó la barbilla y me dio un beso profundo, llenado mi boca con su lengua. Mis piernas volvieron a temblar. Acto seguido cortó varios trozos de cinta y las puso sobre mi boca. Todavía sentía su sabor.
-Ahora vamos a dar un paseo, perro.-me encantaba cuando me llamaba así. Me puso un casco con la visera oscurecida. Y aquí estaba, en su moto, detrás de El sin saber a dónde íbamos. Al no ver la carretera tenía que confiar en El, estar atento a cualquier movimiento que El hiciera, tenía que sentirme parte de su cuerpo, confiar plenamente en El. Al principio fue difícil pero rapidamente fue abandonándome y dejándome llevar por El.
De pronto sentí como descendíamos por una rampa y la moto se paraba. El se bajó y me soltó de la moto, aunque aún tenía las manos esposadas a la espalda. Me quitó el casco y me miró fijamente con esos ojos ocuros que parecía leer mis pensamientos. A pesar de toda la ropa que llevaba me sentía como desnudo. El olor de las prendas de cuero que llevaba me envolvía. No pude soportar su mirada y bajé la vista, hacia sus brillantes botas negras. Mi polla seguía dura, desde su casa, ya empezaba a dolerme.
-¿Te ha gustado el viaje?-preguntó
-hhhummmm-dije mientras afirmaba con la cabeza. Estábamos en un garage bastante grande pero no había ningún coche aparcado. Entonces sentí miedo de que alguien pudiera aparecer y sorprendernos.
-¿Quieres satisfacer a tu Amo, perro?.
-hhhuummmm-volví a decir mientras afirmaba con la cabeza.
Lo que siguió fue muy rápido. Me dio la vuelta poniéndome de cara a la moto y hábilmente me bajó los pantalones y mi polla, una vez liberada, golpeó mi abdomen. Yo estaba tan sorprendido que no podía reaccionar, y aunque pudiera descubrí que no quería. Con una mano me empujó la cabeza hacia abajo mientras con la otra tiraba de las esposas hacia arrriba hasta que quedé doblado apoyado en la moto dejando expuesto el culo. Comencé a respirar rápidamente mientras El empezaba a tantear el agujero con un dedo.
-Eres un perro, MI perro, vives para darme placer, puto-decía El mientras yo me iba calentado aún más. Su dedo entró rápido y yo movía mi culo para aceptarlo mientras mi polla se restregaba contra el sillín de la moto. Estábamos en un lugar público, aunque no hubiera nadie. La posibilidad de que alguien pudiera aparecer y me encontrara en esa postura y de esa forma me asustaba, pero a la vez me excitaba. Casí como si puediera leer mis pensamientos dijo: -No va a venir nadie, perro, y si viene te verá como te mereces estar, sirviendo a tu Amo, cabrón- Mi polla se pudo más dura aún. Entonces me penetró, metió su polla dentro de mi y yo lancé un gemido de dolor que pronto se convirtió en muchos gemidos de placer. Si no hubiera estado amordazado habría dado un grito que se habría oido en todo el edificio.
-¡Uuugg, que culo más prieto tienes, perro,aggg, me gusta , cabrón.!
-hhhhummmm, hummm- yo gemía con cada nueva embestida, mientras mi polla seguía rozando con el sillín. Me dí cuenta de que no podía aguantar mucho tiempo, al tiempo que presionaba los músculos de mi culo para darle todo el placer posible a mi Amo.
-Agg, perro, sigue así, agggg. No te corras hasta que yo te lo diga, cabrón, o sabrás lo que es bueno.
Su voz, mezcla de placer y autoridad, me llegó como algo lejano. Mis gemidos se mezclaban con los suyos y yo sentía el freco tacto de su ropa de cuero sobre mí, sus guantes sujetando mi cara, sus pantalones abiertos sobre mis piernas y su polla dentro de mí. Su ritmo aumentó y me dí cuenta que se iba a correr, mi polla estaba como nunca la había sentido: dura, gorda, a punto de estallar.
-Me voy a correr dentro de ti, perro pero tú no puedes hacerlo...todavía. Me iba a volver loco, no podría soportarlo más, no quería desobedecerlo, pero no podía controlarme, era demasiado.
-No te corras, cabrón. AAAAGGGGH...... Y entonces se detuvo cayendo sobre mi espalda, la moto nos sotenía a los dos. Yo seguía gimiendo, mi polla dura estaba a punto de estallar, de romperse, tenía que correrme. Intenté suplicarlo pero no podía hablar, sólo salía gruñidos de mi boca. Por favor, pensaba, por favor Amo, déjeme correrme. Unas lágrimas empezaron a salir de mis ojos, no podía más. Entonces El se levantó y cogiéndome por la cabeza me levantó a mi también. Mi polla se elevó en un ángulo sorprendente, estaba roja e hinchada. Yo quedé mirando hacia la moto y Él a mi espalda: Se acercó y puso su polla húmeda entre mis manos esposadas y me susurró al oido.
-Muy bien hecho, perro, pero te queda por aprender una lección. Eres mío y yo soy quien decido sobre ti ¿entendido?- afirmé con la cabeza mientras más lágrimas salían de mis ojos, el dolor era muy intenso.
- Soy yo quien decido cuándo, cómo y donde disfrutas.- su voz era cada vez más suave, pero a la vez más autoritaria.Noté como su polla se estaba poniendo dura entre mis manos.
-Soy yo quien decide cuándo te corres y quiero que lo hagas AHORA. Jamás me había pasado nada igual, con su última palabra salió un enorme chorro de leche de mi polla, y tuve unos de los mayores orgasmos de mi vida, sin tocarme, sólo con una orden suya. El placer fue tan intenso que mis piernas temblaron y caí de rodillas, mientras El me acariciaba la cabeza.
-Buen muchacho, has obedecido muy bien, puto perro. Yo estaba intentando respirar, pero la cinta no me dejaba. Entonces El me la quitó de un tirón y me levantó. Me dio la vuelta y me dio otro beso profundo, posesivo, intenso.
-Hoy te has portado muy bien,-dijo El -Gracias Señor-contesté yo.
-Vístete,-dijo mientras me quitaba las esposas. Así lo hice, mientras El sacaba algo de la moto. Cuando me volví tenía una correa de perro que enganchó a mi collar y, tirando por ella nos encaminamos al ascensor.
(Continuara)