tampoco hay que engañarse, ni mucho menos. a pesar de toda la profundidad que podamos darle, el deseo sigue siendo la razón para el bdsm, pero al igual que lo es para el resto de la vida. nos levantamos para trabajar porque deseamos conseguir cosas con el sueldo. vamos a una representación teatral porque deseamos despejarnos, o divertirnos, o pasarlo bien. vivimos para y por el deseo. el problema es que no siempre comprendemos, y aceptamos, nuestro deseo y los deseos de los demás. lo que si parece claro es que el deseo sexual es el más motivador, el más importante, el que más se impone, el que más nos mueve. los inferiores nos dejamos llevar tanto por él, que incluso sentimos placer por la negación del deseo. cuando nos atan e impiden que podamos tocarnos, cuando la jaula de castidad no deja culminar nuestro deseo, o cuando el Superior está a pocos centímetros o nos susurra algo al odio pero no podemos tocarlo, ni besarlo, ni verlo. excitarse con el no deseo es nuestro deseo y nuestro placer. y tal vez por eso el nuestro es el deseo más incomprendido de todos. no se entiende que quieras estar atado, amordazado, inmovilizado, que no puedas decidir o que desees que otro decida por tí. y sin embargo eso es lo que nos motiva, lo que nos mueve y lo que hace que nos levantemos cada mañana. muchos lo buscan y solo algunos afortunados lo encontramos cuando un Superior nos toma como de su propiedad. el momento más álgido de esta relación de dependencia es cuanto ese mismo deseo se pone bajo el poder del Amo y sólo son Sus Deseos los que importan, porque se convierten en los tuyos.
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