un inferior debe convivir con una gran cantidad de sentimientos: la humillación, la vergüenza cuando falla o cuando es expuesto ante otros, la soledad, la ansiedad por lo que va a venir, o incluso el aburrimiento por la espera a ser usado. uno de los que se habla poco y sin embargo es muy potente es el de la frustración. es muy común cuando se practica el bondage. estás atado, indefenso, incapaz de moverte y sin embargo el deseo te embarga, te inunda, deseas tocarte, suplicas tocarte, necesitas tocarte, pero no puedes. eso puede llegar a ser desesperante. lo que caracteriza a los procesos de intercambio de poder es que, cuando no puedes realizar tu deseo, éste se transforma en una sumisión aún más profunda de la que te llevó a probar esa experiencia. la frustración deriva en obediencia y, en el fondo, ese es el objetivo de cualquier Dominante.
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