lo que uno realmente es acaba saltando, tarde o temprano, lo reprimas o no, pero al final sale. puede hacerlo en forma de sueños o fantasías, pero también en forma de frustraciones y complejos, pero al final sale. y a veces, para satisfacer ese ansia, basta un pequeño objeto, o un pequeño gesto. pueden ser unas botas, una mordaza, o una correa de perro y entonces te agarras a ese objeto y lo llenas de energía, y de significado, y lo conviertes en un fetiche. a lo que te agarras como una balsa de salvación, incluso en tus más profundos sueños.
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