martes, 6 de agosto de 2013

día 1299 de esclavitud.

2 días de castidad, 2 desde el último ordeño.
la mañana la pasó el perro haciendo gestiones para el Dueño en la zona de fuencarral, como ayer. por eso esta relación no es una película porno, no estamos siempre en plan sexo, aunque sí fetiche. el perro lleva siempre botas en todo momento. es el Dueño quien pone y establece los tiempos, qué, cuando, y dónde, así como la forma. y hoy ordenó que hiciera algunas cosas así que el perro obedeció. de vuelta, en la calle covarrubias, el Dueño ordenó que buscara algunos títulos en la librería de libros libres, todo un descubrimiento. allí encontré algunas cosas que le agradaron. al llegar a casa comimos y dormimos la siesta, el Dueño en su habitación y el perro en un cuarto, donde se queda aquí y que constituye su auténtica celda.
al despertar el Dueño estaba excitado y quería correrse de nuevo, así que ordenó al perro que lo excitara, algo que el perro hizo. sacó las botas de montar de goma y se las puso. a sus órdenes, el perro trajo una capucha de cuero y, antes de ponérsela, fue amordazado con cinta americana. el tacto del cuero, la presión de la cinta, las botas de goma que llevábamos los dos, hizo todo su efecto y el Dueño se corrió entre gemidos. para eso existimos los esclavos, para dar placer a nuestros Amos. sin ellos no somos más que perros callejeros, sin rumbo. la satisfacción de un perro es ver gozar a su Amo. aún así el Dueño quiso que, en esta ocasión, el perro también se ordenara. sería la tercera desde que está en madrid y tras 130 días de castidad. el perro obedeció, una vez que el Dueño le quitó la jaula. fue rápido, fue silencioso, fue abundante. el perro estaba enormemente agradecido al Dueño por haberle permitido correrse.
por la noche el Dueño tenía un compromiso asi que dio permiso al perro para salir, de hecho le ordenó que fuera a echar un vistazo al "cage", el local leather de chueca. después de cenar en el vips de colón, prácticamente vacío por ser un martes de agosto, el perro fue caminando a chueca, donde llegó al cage. la entrada costaba 5 euros con consumisión y dentro comentaron que, al darme la cerveza que pidió el perro, podía pedir otra por solo 1 euro. de entrada el local le pareció al perro pequeño, en comparación con los del yumbo a los que está acostumbrado el perro, sólo que no se había percatado de que en la entrada había una escalera que llevaba al cuarto oscuro. había unas 15 o 16 personas, la mayoría completamente desnuda, o sin camisa. el perro llevaba la cadena al cuello y tenía puesta la jaula por lo que no se le ocurrió siquiera desnudarse, algo que al Dueño tampoco le habría gustado. entró un grupo de 6 extranjeros que se bebieron la cerveza y se fueron pronto. al lado del perro había una pareja, porque eran dos, no porque fueran pareja, que le preguntaron al camarero por el ambiente y éste les contó que al ser verano, todo chueca estaba así.
los minutos pasaban y el perro seguía allí. el Dueño le había dado "permiso" para que si aparecía alguien que quisiera, por ejemplo, lamerme las botas, lo dejara hacerlo. pero eso no iba a pasar, a pesar de la caja de los guantes de latex sobre la mesa y las pinzas de ropa colgadas en una especie de lámpara también en la barra. el perro podía imaginar las movidas en un día animado, pero le pareció más un bar sexual que eun bar fetichista. la zona de abajo, el cuarto oscuro, si que era muy oscuro, muy underground, rozando la definición de sótano a mazmorra. aún así, solitario, le pareció algo agobiante. lleno tiene que producir un efecto interesante.
supongo que ese es el problema que tenemos los fetichistas, que focalizamos el deseo en una prenda, una actitud, un objeto. alguien desnudo, sencillamente desnudo, buscando folleteo, no suscita nada. ahora, bastan unas sencillas botas para que todo cambie. hoy en el cage, había uno con un josckstrap y unos zapatos con medias de ejecutivo que le llegaban hasta las rodillas. tiene todo el derecho del mundo, pero a este perro eso lo dejó indiferente. esa tal vez fue la sensación con la que salió del bar. de hecho el perro era el úncio con botas, igual que el único uqe llevaba una cadena al cuello, y está seguro que era el único con una jaula en los genitales. el local no estaba mal, y como digo seguro que es espectacular en ciertas fiestas, pero el perro no pudo dejar de pensar en lo afortunado que es por tener el bunker, el barenhole, el construction, el cruise, el glory-hole y el prison o el cellar tan cerca.
cuando le comenté la visita al Dueño, ya de regreso a casa, desistió de que regresáramos al bar en plan fetichista, incluso llevando capucha de cuero. no es sexo lo que buscamos, eso lo tenemos de sobra. buscamos fetichistas como nosotros y el perro no encontró hoy ninguno en el "cage", lo que no significa que no vayan por allí en otro momento.
obediencia ciega para el esclavo, poder absoluto para el Amo.

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