domingo, 24 de agosto de 2008

control/castidad


otra de las ideas recurrentes en este blog. la castidad no tiene que ver con la pureza o la limpieza, tiene que ver con el control. controlando los deseos, se controla a la persona completa. los estados, y su aparato ideológico, las religiones, han utilizado desde siempre este sistema para tener subyugados a sus miembros. pero como con otras cosas esto se ha vuelto contra ellos y la castidad y el control se han convertido, en el mundo bdsm, en una forma de deseo y de placer. el esclavo que somete su sexualidad a su AMO, somete todo su ser, y ahí está lo revolucionario y lo radical: someterte, voluntariamente, a otra persona y ponerte en sus manos, o mejor, bajos sus pies.



miércoles, 20 de agosto de 2008

En la moto de mi AMO XVIII

el tiempo pasó muy lentamente aunque no lo puedo asegurar porque no tenía forma de medirlo. el foco estaba encendido permanentemente y cuando intentaba dormir una nueva sacudida me mantenía despierto. en poco tiempo el cansancio se convirtió en agotamiento. cada vez que se abría la puerta mi cuerpo lanzaba un chorro de adrenalina que aceleraba mi corazón. tras tres intentos y sus correspondientes castigos, decidí no hablar cuando vinieran a traerme la papilla. La mayor parte del tiempo lo pasaba en el centro de la jaula, a cuatro patas. era la única posición en la que no me sacudían las descargas. de vez en cuando los dos encapuchados me sacaban de la jaula para que hiceira mis necesidades en un cubo. la primera vez, sin haber hecho nada, recibí dos sacudidad que me tiraron al suelo. dejaron claro desde el principio quien mandaba allí.
el tiempo pasaba sin sentido ninguno. no entendía nada y cada vez que intentaba comunicarme con mis captores, recibía un castigo. adelgacé enormemente, y el cansancio entró a formar parte de mi. ¿qué esperaban que hiciera? ¿qué querían de mi? aquello no tenía ningún sentido. calculo que me dejaban dormir un par de horas escasas cada día, aunque ya no sabía cuando era de día y cuando de noche. ni siquiera la comida era a intervalos regulares. a veces la traían cuando no tenía hambre y otras habían pasado horas desde la última vez que había comido.
la rabia, la tristeza y la impotencia se mezclaron en los enormes ratos que estuve a cuatro patas, con las rodillas entumecidas y la cabez agacha. empezaba a tener marcas en la piel, quemaduras de las descargas ¿qué hacía yo allí? yo tenía una vida. estaba desesperado. cuando entraron con el cubo supe que me iban a sacar de nuevo. tenía que intentarlo, no podía estar así, sin luchar. cuando hube terminado con el cubo me lancé de improviso hacia la puerta. dos pasos fueron suficientes para que la descarga me dejara en el suelo, inconsciente. cuando desperté volvía a tener la mordaza, mis pies estaban fuera de los barrotes, atados con cuerdas. mis brazos también estaban por fuera, en la parte superior de la jaula y las muñecas unidas por esposas, dejándome boca abajo, colgado, mirando al suelo, en una postura que tensaba mis brazos, mi espalda y mis hombros. intenté apoyar mi frente en el suelo para relajar la tensión, pero no llegaba. entonces sólo estaba el dolor. estúpidamente pedí ayuda, grité mientras las lágrimas salían desconsoladamente. intentaba levantar la cabeza pero solo conseguía que el dolor aumentase. lo intenté durante unos minutos hasta que comprendí que era inútil. Las lágrimas pronto se confundieron con el dolor y yo solo esperaba que no se produjeran daños irreparables en mis articulaciones. estuve así mucho tiempo. el hambre y la sed se unieron al dolor y yo no sabía como ponerme. cualquier movimiento ocasionaba una sacudida de dolor terrible. de pronto se fue gestando en mi interior una súplica. "por favor, por favor, no lo haré más. me portaré bien. no intentaré escapar. por favor, obedeceré". no supe si lo estaba dicientdo o solo lo estaba pensando. solo sé que todo mi ser repetía una y otra vez esas frases, una y otra vez. sólo quería que todo aquello terminase. creo que me desmayé un par de veces por el cansancio y el dolor. me oriné encima únicament eporque había perdido el control sobre mi cuerpo. de vez en cuando intentaba liberarme, moverme de alguna forma, siempre inútil. notaba los brazos frios, las esposas oprimiendo mis muñecas, mis rodillas doloridas, pero sobre todo, la espalda entumecida. entonces caí en una especie de duermevela. no sabía si lo que estaba pasando era sueño o realidad.
(continuará)

miércoles, 6 de agosto de 2008

control de respiración.... o sencillamente control

el bdsm no consiste en sexo, ni en cuero, ni en latex, ni en botas, consiste en control. esta idea la he expresado varias veces y siempre estará presente porque es central y capital para entender lo que aquí publico y lo que intento expresar.



una relación de Dominación/sumisión se basa en un intercambio de control: el sumiso lo cede, el Amo lo toma y lo usa.en este sentido es una relación simbiótica que es buena, perfecta para ambos.el que tiene el control tiene poder, poder sobre el otro, poder para que el sometido haga todo lo que el dominante quiera.


el poder fluctúa, se mueve, aumenta o disminuye, pero siempre está ahí. estas fotos están aquí porque expresan poder y control. da igual si lo que se controla es la respiración o sencillamente la capacidad de hablar.


en cualquier caso es control. y a mi, me realiza que mi AMO me controle.

lunes, 4 de agosto de 2008

En la moto de mi Amo XVII

cuando volví en mi lo primero que se hizo presente fue un intenso dolor de cabeza. me llevé las manos a la frente y casi me sorprendió poder hacerlo. poco a poco abrí los ojos y lo primero que vi fueron los barrotes. estaba en una jaula pequeña, cuadrada, de apenas dos metros de largo por uno y medio de ancho. el suelo era de metal frío. noté la boca seca y me la palpé. tenía una mordaza puesta que llenaba mi boca. la recorrí hasta el cierre en mi nuca, un candado la mantenía fuertemente ajustada. estaba desnudo y ya no tenía el plug puesto pero si algo en la polla. era un dispositivo de seguridad. podía orinar pero cualquier erección se volvería algo tremendamente doloroso. revisé la jaula. la puerta también estaba cerrada con un candado. entonces me concentré en mi alrededor. era una habitación mediana, toda de cemento y hormigón, sin ventanas, con un potente foco orientado hacia donde yo estaba. no había ningún mueble salvo la jaula donde estaba metido. sólo podía esperar y eso fue lo que hice. lo primero que me vino a la mente fue mi AMO ¿qué estaría pasando? ¿pensaría que me había marchado y lo había dejado? ¿dónde estaba? ¿quién me había llevado allí? estaba metido en estos pensamientos cuando se abrió la puerta. entraron dos tíos vestidos con un taparrabo de latex y sendas capuchas también de latex, con aberturas para los ojos únicamente. uno llevaba algo parecido a un cuenco y el otro una porra. cerraron la puerta. el del cuenco lo dejó en el suelo mientras se acercaba a la jaula con algo en la mano. vi que era una llave. por fin iban a quitarme la mordaza. me di la vuelta para que pudieran quitar el candado, que, efectivamente retiró. cuando sacó completamente la mordaza dije:
-¿qué....?-y entonces vino la descarga. fue interna, potente. mi cuerpo se sacudió chocando contra los barrotes mientras babeaba. demasiado tarde comprendí que la porra era un bastón eléctrico. volví a perder el conocimiento. cuando desperté estaba dolorido y agotado. no había nadie en la habitación y el cuenco seguía allí. alargué la mano y lo acerqué. era una papila acuosa que no se podía coger con la mano. el estómago empezó a crujir y metí la cabeza en el cuenco. lamí hasta el fondo, como un perro. entonces pensé que había caído muy bajo para tener que comer de aquella manera.
una vez eliminada el hambre me dispuse a recuperar las fuerzas y me tumbé para descansar un poco. entonces otra descarga recorrió la jaula. grité, pero no podía ir a ningún sitio. la descarga fue menos intensa que la anterior pero igual de dolorosa. me quedé a cuatro patas en el centro de la jaula, intentando no tocar los barrotes aunque sabía que era inútil porque el suelo también era metálico. debían tener algún dispositivo de vigilancia, una cámara o algo pero no veía nada. tampoco veía cables por ningún sitio, sólo aquel foto justo encima de mi. me quedé allí plantado a cuatro patas esperando, asustado, sin saber lo que realmente se avecinaba.
(continuará)